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Arte y fe · Plentzia
SANTA MARÍA MAGDALENA
En la parte más elevada de la villa de Plentzia, dominando su casco histórico y presidiendo una plaza en la que todavía se conserva un marcado carácter marinero, se alza la Iglesia de Santa María Magdalena, a la cual has llegado siguiendo una búsqueda espiritual, rebuscando en las tradiciones familiares o simplemente atraído por los bellos parajes que nos rodean.
Te damos la bienvenida y te invitamos a visitar este magnífico templo levantado por el pueblo de Plentzia, gentes de extraordinaria fe y gran devoción a la Magdalena, patrona de la villa. Te contaremos un poco de historia antes de profundizar en este lugar lleno de arte y espiritualidad.
El 5 de octubre de 1299, el Señor de Vizcaya, Don Diego Lope de Haro funda la villa de Plentzia, originariamente, Plasencia de Butrón, al objeto de dar impulso a la primitiva fundación realizada en 1236 por su abuelo Don Lope de Haro. Posteriores señores de Vizcaya y reyes de Castilla confirmarían los fueros de la villa, villa marinera y pescadora en sus orígenes, en cuyo documento de fundación ya se le reconocía una zona para la pesca de la ballena. Creada a comienzos del siglo XVI, la “Cofradía de Mareantes de Plentzia”, que agrupaba también a marinos de Barrika, Sopela, Lemoiz y Gorliz, regía todo lo relativo al comercio, la pesca y la navegación. Muchos marineros plentziarras estaban enrolados en embarcaciones de otros puertos.
Edificada sobre un templo anterior, no se conoce con exactitud su construcción. No obstante, ciertas referencias sobre la realización de la torre sitúan su construcción en torno al 1522. Las primeras décadas del siglo XVI fueron tiempos de prosperidad, lo que hizo necesaria la edificación de un templo de mayores dimensiones y así colmar las necesidades espirituales de los vecinos de la villa. Sobresale la sobriedad de la mencionada torre que denota un pasado de carácter defensivo con funciones de vigía sobre el recorrido de la ría.
“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.”
San Mateo 11, 28-30
Después de conocer estos datos históricos, accede al recinto sacro. Como puedes observar se trata una austera iglesia gótica de tipo marinero, de original tipología de “Iglesia de salón” o hallenkirche. De planta rectangular, cabecera recta y tres naves, la central más ancha que las laterales. Destaca su cubierta con una magnífica armadura de madera, única en Bizkaia, sustentada sobre seis esbeltos pilares octogonales con capiteles decorados de molduras, círculos y dientes de sierra. El edificio se apareja en piedra, lo que le proporciona un aspecto propio de arquitectura fortificada.
Te encuentras en la parte trasera del templo. Te invitamos a comenzar tu visita recorriendo pausadamente el pasillo central hasta llegar a la cabecera del templo. Bajo el coro de madera, puedes advertir las reproducciones del Políptico de la Pasión, procedente de los talleres de Nottingham. Se trata de unos extraordinarios bajorrelieves de alabastro del tránsito del gótico al renacimiento datados entre 1440 y 1480. Distintas escenas de la Pasión del Señor; el Prendimiento, la Flagelación, Crucifixión, el Santo Entierro y la Resurrección, hacen que sea uno de los más impresionantes y llamativos conjuntos de su estilo en todo el país.
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna”
San Juan 3, 16
Prosigamos nuestra visita. Seguro que te ha llamado la atención la embarcación suspendida del techo. Se trata de la maqueta de un navío, exvoto marinero, que en tiempos pasados eran entregados en ofrenda para mostrar gratitud por favores concedidos. A tu izquierda, en la nave del Evangelio, puedes ver un imponente Cristo Yacente. Sobre él, sobre un panel de madera, advertimos 14 cruces correspondientes a las XIV estaciones de este original VIA CRUCIS. En muchas ocasiones parece que el acompañamiento a Jesús en su Pasión y Muerte termina en el sepulcro, olvidando que, al tercer día, Cristo resucitó de entre los muertos y está vivo entre nosotros. VIA LUCIS. Seguidamente se encuentra la talla de San Antolín, patrono de Plentzia. Cada 2 de septiembre se celebran las fiestas patronales en su honor.
Continúa hasta los pies del altar donde se encuentra una singular pila bautismal con forma de concha. Durante generaciones, innumerables hijos de Plentzia han recibido en ella el bautismo. El Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, pórtico de la vida en el Espíritu y puerta de acceso al resto de sacramentos. Por el Bautismo que aquí se recibe somos liberados del pecado, regenerados como hijos de Dios, e incorporados a su Iglesia.
“El que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”
San Juan 3, 5
En el lado izquierdo de la cabecera del templo podemos distinguir la efigie de la Virgen del Carmen, patrona de pescadores y marineros, a la cual se invoca para que los proteja ante posibles naufragios y tempestades en alta mar. A la derecha, una curiosa talla del apóstol San Pedro, acompañado por un gallo, llora al haber renegado de su Señor. San Pedro es también patrono de marinos y pescadores, lo que nos recuerda la remota dedicación marinera de esta villa.
Y dijeron a Pedro: «Tú también eres de ellos, tu acento te delata». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a ese hombre». Y enseguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente.
San Mateo 26, 73-75
Ocupando la peana central se halla una delicada talla de María Magdalena penitente. En su mano izquierda porta una pequeña cruz, símbolo de penitencia. Santa María Magdalena es un gran ejemplo para todos nosotros. No se dejó paralizar por sus pecados pasados ni por las opiniones humanas. Creyó de todo corazón en su Señor, convirtiéndose en icono de conversión y de total entrega. En lo alto del muro podemos contemplar un imponente Cristo Crucificado. En la cruz Jesús nos libró del pecado y de la muerte dando su vida por nosotros, resucitando al tercer día. Y la Magdalena fue la primera persona en ver a Jesús Resucitado la mañana del domingo de Pascua. Y desde aquel día sigue vivo entre nosotros.
Vamos acabando nuestra visita donde hemos aunado arte y fe. Deseamos que tu visita haya sido grata. Antes de abandonar el templo, te invitamos a tener unos momentos de recogimiento y oración, alabar y acompañar al Señor en su presencia Eucarística en el Sagrario, el mayor tesoro de este templo.
“El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro”
San Juan 20, 1
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, Cristo, tu unigénito, confió, antes que a nadie, a María Magdalena la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual; concédenos a nosotros, por la intercesión y el ejemplo de aquella cuya fiesta celebramos, anunciar siempre a Cristo resucitado y verle un día glorioso en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
EVANGELIO
«Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré» Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice: «¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”»
EVANGELIO DE SAN JUAN 20, 13-17
LO BUSQUÉ
“Así dice la esposa:
En mi lecho, por las noches, he buscado
al que ama mi alma;
Lo busqué, pero no lo hallé.
Me levantaré ahora, y andaré por la ciudad;
por las calles y por las plazas;
buscaré al que ama mi alma.
Lo busqué, pero no lo hallé.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: “¿Han visto al que ama mi alma?”.
Apenas los había pasado,
cuando hallé al que ama mi alma”
CANTAR DE LOS CANTARES 3, 1-4
VISITA VIRTUAL
HAZ TU APORTACIÓN
“Ahora permanecen estas tres cosas; la fe, la esperanza y la caridad. Pero la más excelente de ellas es la CARIDAD.”
(1 Cor. 13, 13)