Domingo, 24 de noviembre de 2024

DOMINGO XXXIV TIEMPO ORDINARIO

Festividad de Jesucristo, Rey del Universo. Ultimo día del calendario Litúrgico.

Tú lo dices: soy Rey

Lectura del santo evangelio según san Juan 18,33-37

En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús:

-¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús le contestó:

-¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
Pilato replicó:

-¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?
Jesús le contestó:

-Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
Pilato le dijo:

-Conque, ¿tú eres rey?
Jesús le contestó:

-Tú lo dices: soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.

SALMOA 92,1ab.1cd-2.5

R/. Errege da Jauna, jantzi da handikiro.

Errege da Jauna, jantzi da handikiro;
jantzi da Jauna, indarra dau gerriko. R/.

Lurbira Berak jarri dau sendo,
eta ez da kolokatuko.
Sendo dago betidanik zure aurkia,
Zu betidanik zara. R/.

Zure autormenak oso sinesgarri dira:
zure etxeari santutasuna dagokio, Jauna,
gizaldien gizaldietan. R/.

REFLEXIÓN

Hoy terminamos el año litúrgico. Y lo hacemos con la fiesta de Jesucristo, rey del Universo.

Dentro de los 2.000 años de historia que tiene la Iglesia, esta fiesta no llega al siglo. Lo hará el año que viene. Fue instaurada el año 1925 por el Papa Pío XI. Y se creó para recoger y subrayar lo central de nuestra fe cristiana. Su finalidad, por tanto, es reconocer y alabar a Jesús como Señor de nuestra vida.

Y para ayudarnos en este propósito, el evangelio nos presenta a Pilato y a Jesús, frente a frente.

El diálogo que se desarrolla entre ellos nos permite apreciar la concepción tan distinta que tienen sobre la verdad. Así, ante la pregunta que le hace Pilato a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le responde con otra pregunta: “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”

Hoy, Jesús nos hace a cada uno de nosotros esta misma pregunta: “Lo que dice sobre mí, ¿lo dices por tu cuenta; es decir, por qué tú lo has ido descubriendo o por que se otros te lo han contado de mí?”

Durante la infancia, nuestra fe, como otras muchas cosas, es prestada. Contamos lo que hemos oído a otros. Pero a partir de los 12 años comienza -lo que los psicólogos llaman- el “proceso de personalización”. Ya no nos vale recibir las cosas, necesitamos hacerlas nuestras, y comenzamos un largo proceso de selección de valores y de convicciones. Pero el ambiente siempre influye, por ello no está de más la pregunta que hoy nos lanza Jesús: “Lo que dices sobre mí, ¿lo dices por lo que tú lo vas descubriendo o por lo que otros te cuentan sobre mí?”

Por otra parte, al final, Jesús hace una solemne proclamación: «Yo para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». Para Jesús lo más grande es vivir en la verdad ante Dios, ante uno mismo y ante los demás.

Ser testigo de la verdad le impide a Jesús hacer cualquier manera. La verdad antes de ser propuesta a otros requiere que uno la viva. La verdad, cuando se vive con humildad y transparencia, –además- de aportar paz interior, atrae y aporta luz a otras personas.

Hoy, a la verdad la tratamos de quitar carácter de totalidad. Cada persona escuchamos la verdad que queremos escuchar, aquella que nos conviene y no nos incomoda. Además, tanto en el complejo mundo del quehacer político como de nuestras relaciones personales, aceptamos la mentira como un mal necesario. Incluso, llegamos a justificarla diciendo que es necesaria para actuar con sagacidad y eficacia en esta sociedad. Y como todo se puede retorcer y sofisticar más. Y así hemos llegado a la post-verdad. La post-verdad consiste en decir cosas que puedan emocionar al otro, aunque no sean verdad. En estas condiciones, ¿podemos aspirar a construir una sociedad mejor si en nuestras relaciones abunda la apariencia y el fingimiento? ¿Es posible  construir un mundo más humano cuando se enseña a los sencillos a vivir en una situación de permanente engaño?

Por último, no debemos olvidar que Jesús, el testigo de la verdad, muere crucificado por los hombres. Sin embargo, Dios, al final, le acaba dando la razón. Y hoy, paradójicamente, sabemos mucho más de Jesús que de Pilato. Es más, lo poco que sabemos de Pilato es gracias a Jesús, el testigo de la verdad.

Ciertamente, la mentira corre como un gamo, mientras que la verdad es lenta como una tortuga. Pero, con el paso del tiempo, la mentira se desvanece, y la verdad sale a la luz.

La verdad de Dios se ha hecho vida en Jesús. Y al final triunfa porque, como decía santa Teresa de Jesús, “quien camina con humildad por la vida camina en la verdad”.

Por Mikel Martínez

OTOITZA

Que mi oído esté

atento a tus susurros.

Que el ruido cotidiano

no tape tu voz.

Que te encuentre,

y te reconozca

y te siga.

Que en mi vida brille tu luz.

Que mis manos estén abiertas

para dar y proteger.

Que mi corazón tiemble

con cada hombre y mujer que padecen.

Que acierte para encontrar

un lugar en tu mundo.

Que mi vida no sea estéril.

Que deje un recuerdo cálido

en la gente que encuentre.

Que sepa hablar de paz,

imaginar la paz,

construir la paz.

Que ame, aunque a veces duela.

Que distinga en el horizonte

las señales de tu obra.

Todo esto deseo,

todo esto te pido,

todo esto te ofrezco, Padre.

José María Rodríguez Olaizola, sj

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