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Domingo, 30 de julio de 2023

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Vende todo lo que tiene y compra el campo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.
[El Reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?
Ellos le contestaron:


Él les dijo:

Ya veis, un letrado que entiende del Reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.]

Salmo 118,57.72.76-77.127-128.129-130


R/.¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!

Mi porción es el Señor;
he resuelto guardar tus palabras.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo;
cuando me alcance tu compasión,
viviré, y mis delicias serán tu voluntad. R/.

Yo amo tus mandatos
más que el oro purísimo;
por eso aprecio tus decretos
y detesto el camino de la mentira. R/.

Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma;

la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R/.

Otoitza

“Tu amor y tu gracia me bastan…
Lo vengo rezando junto con Ignacio hace mucho tiempo.
Pero no termino de vivirlo, no termino de creerlo,
no termino de decirlo,
por eso, no dejo mi vida en tus manos
como si en las mías estuviera más segura.

Sigo creyendo que en el algún momento
me vas a dejar solo
y así provoco lo que quiero evitar.

No me dejo llevar por Vos,
pero Vos me seguís aceptando.
Tocás mi corazón
desde donde yo te dejo que lo hagas,

pero nunca dejo que me tomes por entero.

No te pido que me des tu amor y tu gracia,
porque a diario y desde siempre lo haces.
Te pido que me enseñes a abrirte mis manos,
a abrirte mi corazón,
a abrirte mi vida, y con ella,
toda mi libertad, mi memoria, todo mi entendimiento.
Vos me lo diste y no me lo quitas.

Quiero aprender a darte mi vida, a entregarme,
como Vos entregas la tuya.”

Marcos Aleman, sj

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