En este momento estás viendo Domingo, 20 de abril de 2025

Domingo, 20 de abril de 2025

  • Categoría de la entrada:Igandetik igandero

Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día



Lectura del santo evangelio según san Lucas 24,35-48

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
– Paz a vosotros.
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo:
– ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
– ¿Tenéis ahí algo de comer?
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
– Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
– Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto.

SALMOA  4, 2. 7. 9

R/. Argitu egizu, Jauna, zure aurpegia gugana.

Deitzen deutsudanean, erantzun, Jainko, ene defendatzaile.
Estualdian emoidazu nasaitasuna.
Erruki zakidaz eta entzun nire otoitza. R/.

Askok dihardue esaten «Nork emongo guri zoriona?»
Aldendu egin dozu gugandik, Jauna, zeure aurpegiaren argia! R/.

Bakean oheratzen naz eta bat-batean lokartzen,
Zeuk bakarrik nozu-eta, Jauna, nasai biziazoten. R/.

REFLEXIÓN:

El evangelio relata el amanecer del primer domingo de Pascua. María Magdalena va al sepulcro y sale alarmada. Al ver el sepulcro vació, lo primero que piensa es que han robado el cuerpo de quien había sido su amigo y maestro. Y así se lo expone a Pedro y al discípulo al que Jesús amaba. Es bueno darnos cuenta de esto. Ciertamente, aquellas mujeres y aquellos hombres tenían muchos menos conocimientos y estudios que nosotros; pero eso no les predisponía para creer cualquier cosa. Jesús eligió como amigos a mujeres y hombres normales, con sentido común, y una manera de razonar similar a la nuestra. Lo primero que piensa María Magdalena, cuando llega al sepulcro, ve la piedra corrida, y que no está el cuerpo de Jesús, es lo mismo que hubiera pensado cualquier persona cabal: Alguien ha entrado, y se ha llevado el cuerpo de Jesús.

Ante el anuncio que les hace María Magdalena, Pedro y Juan acuden corriendo al sepulcro. El discípulo amado llega antes que Pedro; pero este le espera, y le deja entrar primero. Distintos especialistas en el estudio de la Sagrada Escritura consideran que este detalle permite apreciar como a finales del periodo apostólico (cuando san Juan escribe su evangelio), se daba ya en el seno la Iglesia un reconocimiento del ministerio petrino.

Al entrar Pedro y el discípulo amado ven algo en lo cual María Magdalena no había reparado: las vendas, y el sudario con que le habían amortajado a Jesús están depositados en dos lugares distintos. Los dos: Pedro, y el discípulo amado ven lo mismo. Pero la reacción que subraya el evangelio es la del discípulo amado. Dice: “vio y creyó”. Estas palabras resultan claves para comprender lo que es y supone la fe. Los dos discípulos ven los mismos objetos; pero el discípulo amado penetra con el corazón en el significado de aquello que contempla. Como dice el escritor Antoine de Saint-Exupéry en su obra El Principito: “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”. Los creyentes reconocemos el misterio de Dios en lo ordinario de la vida cuando penetramos con el corazón en el significado de aquello que contemplamos.

Estamos celebramos la vigilia pascual, el misterio central de nuestra fe, la resurrección de Jesús. El relato evangélico nos presenta signos de resurrección, y nos invita a estar atentos a los signos de resurrección que se dan en nuestro entorno para penetrar en su significado con el corazón.

Qué la luz de Jesús resucitado nos haga portadores de su paz, de su alegría, de su amor y de su vida. ¡Feliz Pascua de Resurrección!.

Por Mikel Martínez

OTOITZA

A veces me sucede lo mismo que a María de Magdala.

Cuando la realidad parece que me da un puntapié.

Cuando la ausencia machacante de quien amo…

me deja sin argumentos.

Cuando el fracaso

pone freno a mis ilusiones

Cuando creo que el mundo se detiene,

y el futuro amenaza con derrumbarse,

Entonces viene la tentación de hundirme,

de aceptar la derrota,

de bajar los brazos.

Pero, también, entonces puedo,

como ella,

ponerme en marcha, y seguir buscando

aunque sea oscuro, y lo haga entre sepulcros.

        Quizás en ese momento,

salir y hacer camino

sea la oportunidad de descubrir

que Él no está aquí.

Que la muerte ha sido vencida.

Y de estrenar con pasión nueva

la relación con Él,

con los suyos,

con su proyecto.

Y de correr a dar la Buena Noticia

a mis hermanos:

“No es Jesús muerto;

sino Cristo vivo

quien nos sale al encuentro,

y nos seduce.

Quién nos saca del vacío para ir más lejos”

En https://www.rezandovoy.org/

NOTICIAS – BERRIAK

HA RESUCITADO,

¡ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA!

ELAIAK

ASTEKOAK, UN VISTAZO A LA SEMANA.

Desde a página web de la Diócesis nos invitan a poder ver y recordar las noticias más interesantes de esta semana.