SANTA MARÍA DE LA ASUNCIÓN

Estimado visitante, eres bienvenido a la iglesia de Santa María. Este templo fue levantado dada la remota y gran veneración de todo el pueblo vasco, y de Urduliz en particular, a la Madre de Dios. De estilo renacentista, el templo fue erigido a finales del siglo XVIII sobre los restos del anterior, aprovechándose sus muros de magnífica piedra de sillería. Es un edificio de una nave con planta rectangular y tres bóvedas encaladas. Como has podido ver antes de acceder al templo, en su extremo occidental se alza la robusta torre, rematada por una cubierta semicircular levantada en 1673.

Ahora te invitamos a comenzar tu visita por el pasillo central hasta llegar a la cabecera. En los muros laterales se encuentran los relieves de las catorce estaciones del VIA CRUCIS. En muchas ocasiones parece que el acompañamiento a Jesús en su Pasión y Muerte termina en el sepulcro, olvidando que la Cruz no es una derrota, sino la antesala del triunfo definitivo sobre la muerte que llegará con Su Resurrección. VIA LUCIS. Acompañando a su hijo en su Pasión redentora, se encuentra la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, comúnmente conocida como Virgen de Fátima.

Llegamos a la cabecera del templo, en cuyo ábside se encuentra ubicado el retablo mayor. A sus lados, dos retablos de idéntica factura, de estilo rococó datados en torno a 1775, componen un incomparable conjunto de gran belleza y armonía.

“Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”

San Juan 3, 17

A la izquierda se encuentra el retablo dedicado a Nuestra Señora del Rosario, cuya efigie de finos rasgos y gran serenidad preside el conjunto. María aparece como una joven madre que nos presenta a su Hijo y adelanta el brazo derecho acercándonos su rosario. Es acompañada por las tallas de menor tamaño, de San Joaquín Santa Anapadres de la Virgen y por tanto, abuelos de Jesús. Coronando el conjunto se encuentra la imagen de San José, esposo de María, acompañado por el Niño Jesús.

La talla de San Antón Abad ocupa el nicho central del retablo derecho. Está escoltado por San Antonio de Padua, uno de los pocos santos al que se le representa con el Niño Jesús en brazos y por San Isidro Labrador, patrono de los agricultores. La efigie del Arcángel San Miguel con el demonio bajo sus pies, corona el conjunto.

“He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”

San Lucas 1, 38

Es momento de contemplar el retablo mayor. Para hacerlo con detalle, te invitamos a que tomes asiento en los bancos delanteros o si lo prefieres desde las escaleras que dan acceso al altar. El retablo mayor, obra atribuida al escultor Pedro de Alloytiz, es de estilo barroco clasicista y fue erigido en el año 1666. Consta de banco, tres cuerpos y ático rematado por un hermoso Calvario. Comencemos por la parte inferior. En el denominado banco encontramos los relieves del Natividad de la Virgen y La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel.

En el siguiente nivel, de izquierda a derecha, entre suntuosas columnas salomónicas, se encuentran las tallas de San PedroSan Juan Bautista. Sobre ellas advertimos los relieves correspondientes a la Presentación de la Virgen en el Templo y “El Abrazo de Santa Ana y San Joaquín ante la Puerta Dorada de Jerusalén. Esta última escena está incluida en el evangelio apócrifo del Pseudo Mateo. La historia fue suprimida en el Concilio de Trento (1545/63), pero pervivió en la devoción popular. Un buen ejemplo de ello es su aparición cien años después en este retablo. El centro del retablo está ocupado por La Asunción, advocación a la que está consagrado el templo. Representa el momento en el que la Virgen María, al final de su vida, es elevada al Cielo en cuerpo y alma, mientras seis ángeles la acompañan en su tránsito.

En la parte superior se hallan las imágenes correspondientes a dos santos franciscanos; su fundador, San Francisco de Asís, sosteniendo la cruz y el ya mencionado San Antonio de Padua. Mientras, en la parte central podemos advertir el alto relieve correspondiente a la “Coronación de María”, la Virgen María es coronada por la Santísima Trinidad como Reina del Universo. En el ático y coronando este magnífico retablo descubrimos un Calvario con su habitual composición iconográfica; Jesucristo en la cruz, acompañado de su madre, la Virgen María y del discípulo amado, San Juan Evangelista. Los dos ángeles que rematan el conjunto son posteriores, incluidos en el retablo en 1836.

“Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”

Apocalipsis 12, 1

A la izquierda del retablo, parece pasar inadvertido el mayor tesoro que podemos encontrar en este templo, la Presencia Eucarística del Señor en el Sagrario. Cristo vivo nos ha salvado y redimido, nos ha regalado gratuitamente la vida eterna y está siempre a tu lado.

Vamos acabando nuestra visita al templo donde hemos aunado arte y fe. Esperamos que tu visita haya sido grata. Antes de abandonar el templo para seguir con tu camino, te invitamos a tener un rato de recogimiento y oración, a sentarte en silencio ante la acogedora presencia de Nuestra Madre la Virgen María meditando su vida de entrega y gratitud, y a alabar al Señor en su presencia real en el Sagrario. Para ello, ponemos a tu disposición algunas oraciones que pueden ser útiles y diversos enlaces para profundizar en la vida de los Santos.

“Nuestra salvación es un regalo de la sangre de Cristo, porque todo es don gratuito de Dios y de su amor incondicional por nosotros”

ERMITA

En nuestro municipio se encuentra también la ermita de Santa Marina, en las peñas con el mismo nombre. Es una edificación de finales del siglo XV, de una sola nave con planta irregular, que aprovecha en uno de sus muros la misma peña en la que se ubica, cortada y labrada. La festividad se celebra el 21 de julio y la víspera se celebra en el entorno de la ermita una animada romería en la que se dan cita los vecinos de Urduliz y Sopela.

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. 

A LA ASUNCIÓN

Alégrate y gózate Hija de Jerusalén mira a tu Rey que viene a ti, humilde, a darte tu parte en su victoria. 

Eres la primera de los redimidos porque fuiste la adelantada de la fe. Hoy, tu Hijo, te viene a buscar, Virgen y Madre: “Ven amada mía”, te pondré sobre mi trono, prendado está el Rey de tu belleza.

Te quiero junto a mí para consumar mi obra salvadora, ya tienes preparada tu “casa” donde voy a celebrar las Bodas del Cordero: Templo del Espíritu Santo, Arca de la nueva alianza, Horno de barro, con pan a punto de mil sabores. 

Mujer vestida de sol, tu das a luz al Salvador que empuja hacia el nuevo nacimiento Dichosa tú que has creído, porque lo que se te ha dicho de parte del Señor, en ti ya se ha cumplido.

VISITA VIRTUAL

HAZ TU APORTACIÓN

“Ahora permanecen estas tres cosas; la fe, la esperanza y la caridad. Pero la más excelente de ellas es la CARIDAD.”

(1 Cor. 13, 13)

Si puedes mucho; mucho.
Si puedes poco; poco.
Si no puedes nada; nada.

ESKERRIK ASKO! ¡GRACIAS!