PURÍSIMA CONCEPCIÓN

Querido visitante, bienvenido a Gorliz y a su iglesia de la Purísima Concepción. Este templo fue levantado gracias a la profunda fe y a la gran devoción de las gentes de esta villa marinera hacia la Madre de Dios. Durante siglos ha sido visitado por sus parroquianos y viajeros en busca momentos de paz y recogimiento.

Este templo, enclavado en el barrio de Elexalde, núcleo principal del municipio, es una de las edificaciones más antiguas de Gorliz. La ininterrumpida ocupación de este lugar desde el siglo VII está documentada gracias a los estudios de los restos arqueológicos hallados en las inmediaciones del lugar. La estructura actual, levantada sobre un primitivo templo de origen románico, data de la segunda mitad del siglo XVIII (1755 – 1781) y fue llevada a cabo bajo la dirección del arquitecto Martín de Uribeondo.

Después de estás pinceladas sobre los orígenes y edificación del templo, te invitamos a comenzar la visita recorriendo el pasillo central hasta llegar a la cabecera del templo. Puedes distinguir en el coro, en la parte trasera del templo, un espléndido órgano obra de Juan Melcher, construido en 1920 y restaurado en 2019. Seguramente, al acceder al recinto sacro, tu atención se ha dirigido a la embarcación que pende de la bóveda, exvoto marinero que nos recuerda la histórica vinculación de Gorliz con el mar. Frente a la puerta de acceso se encuentra la imagen de la Virgen de Fátima. Del mismo modo, en los muros laterales están distribuidos los relieves correspondientes a las XIV estaciones del VIA CRUCIS. En muchas ocasiones parece que el acompañamiento a Jesús en su Pasión y Muerte termina en el sepulcro, olvidando que al tercer día Cristo resucitó y está vivo entre nosotros. VIA LUCIS

Como puedes observar, se trata de un templo de una sola nave con cuatro retablos neoclásicos, diseñados para adaptarse a los muros de la nave. Para admirarlos en detalle, acércate a ellos o toma asiento en los bancos delanteros. Comencemos por los retablos ubicados a la derecha, en el lado de la Epístola. El primero de ellos está consagrado al Sagrado Corazón de Jesús; Cristo con su costado abierto nos muestra su corazón ardiente de infinito Amor por cada uno de nosotros. Le acompañan las imágenes de la Inmaculada Concepción y de su esposo San José con el Niño Jesús entre sus brazos. Todo el conjunto está coronado por la talla de San Nicolás de Bari.

“Yo os digo: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.”

San Lucas 11, 9-10

En el retablo contiguo, en la hornacina central, vemos al Apóstol Santiago montado sobre un caballo blanco, flanqueado por las tallas de San Blas, patrón de las enfermedades de la garganta, con gran devoción en tierras vascas y San Isidro Labrador, patrón de los agricultores. En el cuerpo superior distinguimos la figura de San Roque que muestra las llagas de su pierna y es acompañado por un perro, signo de la providencia que siempre aparece en la iconografía del santo. La talla de una santa sin determinar remata el conjunto. A sus pies se halla la pila bautismal. El bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, puerta de acceso al resto de sacramentos y pórtico de la vida en el Espíritu. Por el Bautismo que aquí se recibe somos liberados del pecado, regenerados como hijos de Dios, e incorporados a su Iglesia.

En el lado opuesto, se encuentran otros dos espléndidos retablos de similar ejecución. El primero es el dedicado a San Antonio de Padua, uno de los pocos santos al que se le representa con el Niño Jesús en brazos. Está escoltado por la Virgen del Carmen, patrona de pescadores y marineros y San Francisco de Asís. En el cuerpo superior se distingue una pintura de Jesús, el Buen Pastor.

A su lado, podemos ver un rosetón en relieve dedicado a las Benditas Animas del purgatorio. Rematando el retablo de Nuestra Señora del Rosario, María nos presenta a su Hijo y adelanta su brazo derecho acercándonos su rosario. La imagen está acompañada por las figuras de San Ignacio de Loyola, patrón de Bizkaia y Santa Lucía, protectora de la vista, portando sus ojos que según una tradición popular le fueron sacados en su martirio. En la parte inferior del retablo, parece pasar inadvertido el mayor tesoro que podemos encontrar en este templo, la Presencia Eucarística del Señor en el Sagrario. Cristo vivo nos ha salvado y redimido, nos ha regalado gratuitamente la vida eterna y está siempre a nuestro lado.

“Nuestra salvación es un regalo de la sangre de Cristo, porque todo es don gratuito de Dios y de su amor incondicional por nosotros”

Llegamos al altar mayor. El presbiterio está revestido por bloques de piedra caliza de distintos tamaños hasta el arranque de la bóveda. Sobre una colorida vidriera con las figuras de la Santísima Trinidad y diversos santos, se distingue la sencilla y a la vez atractiva figura de la Virgen María, coronada como Reina del Universo, en su advocación de la Inmaculada Concepción. La efigie principal está acompañada por las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, padres de María, mientras que, en la parte superior completa el conjunto una sobria talla de Cristo Crucificado.

“He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”

San Lucas 1, 38

No nos queda mucho más que contarte. Esperamos que tu visita haya sido grata. Antes de abandonar el templo para seguir tu camino, te invitamos a tener un rato de recogimiento y oración a los pies de Nuestra Madre o frente a la presencia real de Nuestro Señor en el Sagrario.

Ponemos a tu disposición algunas oraciones que quizás te ayuden en estos momentos de interiorización. Del mismo modo, gracias a los diversos enlaces del texto, puedes profundizar en la vida de los Santos situados en los retablos.

A LA INMACULADA

¡Virgen Santísima, que agradaste al Señor y fuiste su Madre; inmaculada en el cuerpo,  en el alma, en la fe y en el amor! Por piedad, vuelve benigna los ojos a los fieles que imploran tu poderoso patrocinio. La maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera maldición, sigue combatiendo con furor y tentando a los miserables hijos de Eva. ¡Ea, bendita Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu concepción quebrantaste la cabeza del enemigo! Acoge las súplicas de los que, unidos a ti en un solo corazón, te pedimos las presentes ante el trono del Altísimo para que no caigamos nunca en las emboscadas que se nos preparan; para que todos lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la sociedad canten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz. Amén.

ACORDAOS

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos.

Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.

No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.

VISITA VIRTUAL

HAZ TU APORTACIÓN

“Ahora permanecen estas tres cosas; la fe, la esperanza y la caridad. Pero la más excelente de ellas es la CARIDAD.”

(1 Cor. 13, 13)

Si puedes mucho; mucho.
Si puedes poco; poco.
Si no puedes nada; nada.

ESKERRIK ASKO! ¡GRACIAS!