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Presentación.

1.- ¿Cómo surgió esta iniciativa?

En Diciembre del año 2009, el papa Benedicto XVI, en una reunión con la Curia, compartió sus impresiones sobre los países que había visitado a lo largo de ese año. En su relato, destacó el viaje que había realizado a la Republica Checa. Contó cómo antes de emprender el viaje había sido prevenido de que la mayoría de la población de dicho país era agnóstica o atea, y que los católicos sólo representaban una minoría. Sin embargo, recordó cómo fue recibido en un clima de gran cordialidad, las celebraciones discurrieron en un ambiente gozoso, sintió que le escuchaban con atención, y como las autoridades (en su mayoría agnósticas) le dieron en todo momento muestras de cortesía.

El Papa confesó que ese viaje le hizo pensar en los ateos y agnósticos. Y reconocía que estas personas tal vez se asustan cuando hablamos de una nueva evangelización, porque “no quieren verse a sí mismas como objeto de misión, ni renunciar a su libertad de pensamiento y de voluntad. Pero la cuestión sobre Dios sigue estando también en ellas, aunque no puedan creer en concreto que Dios se ocupa de nosotros”.

Poco tiempo después, esta preocupación encontró en el evangelio la intuición que el Papa andaba buscando. Ocurrió un día, mientras oraba. Encontró la pauta en las palabras que Jesús pronuncia en el Templo de Jerusalén: “Mi casa será casa de oración para todas las gentes” (Mc 11, 17). La escena evangélica tiene lugar en el atrio del Templo de Jerusalén. Un recinto que era conocido con el nombre “Atrio de los Gentiles”. Se trataba de un espacio donde los no judíos podían rezar, aunque no participaran plenamente de la religión de Israel. Esta intuición le llevo al Papa a afirmar: “La Iglesia debería abrir también hoy una especie de atrio de los gentiles donde los hombres puedan entrar en contacto de alguna manera con Dios sin conocerlo y antes de que hayan encontrado el acceso a su misterio, a cuyo servicio está la vida interna de la Iglesia”.

En octubre del año 2011, con motivo de la Jornada de Reflexión, Diálogo y Oración por la Paz, que se celebró en Asís, Benedicto XVI invitó a participar en la misma a distintas personalidades agnósticas. Y en el acto se refirió a ellas en estos términos: “A estas personas no les ha sido dado el don de poder creer; sin embargo buscan la verdad, están en la búsqueda de Dios. No afirman simplemente `No existe ningún Dios´. Sufren a causa de su ausencia y, buscando lo auténtico y lo bueno, están interiormente en camino hacia Él. Son `peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz´ (…) Pero también interpelan a los seguidores de las religiones, para que no consideren a Dios como una propiedad que les pertenece a ellos hasta el punto de sentirse autorizados a la violencia respecto a los demás. Estas personas buscan la verdad, buscan al verdadero Dios, cuya imagen en las religiones, por el modo en que muchas veces se practican, queda frecuentemente oculta”.

De eta manera, la intuición del Pontífice tomo cuerpo, y pasó a convertirse en una iniciativa. Al papa Benedicto XVI, además del dialogo con las religiones, le preocupaba el diálogo con aquellos para quienes la religión es algo extraño; y Dios, un desconocido; sin embargo, no se conforman con vivir sin Él, sino que quieren acercarse, aunque no le conozcan.  

Por tanto, el Atrio de los Gentiles es una iniciativa destinada a promover espacios de encuentro entre católicos y agnósticos y ateos, que en un clima de respeto, dialogan entre sí, y mirando al futuro dotan de densidad a la persona humana y promueven su dignidad.

2.- Pasos que se están dando para convertir la iniciativa en realidad

Esta iniciativa se está desarrollando en nuestro país en distintas universidades y centros pastorales. Pero es conveniente que esta iniciativa llegue a la base de las iglesias locales. Para ello, es necesario crear espacios en las Unidades Pastorales, parroquias, comunidades educativas y otros ámbitos… que posibiliten el encuentro entre creyentes y no creyentes, y desde el respeto mutuo, dialoguen, y hagan sus aportaciones.

3.- ¿Qué talante se requiere para participar en el “Atrio de los Gentiles”?

  • A los creyentes, se nos pide que abandonando posturas fundamentalistas, y acudamos a este espacio mirando al futuro para promover un dialogo abierto y sincero a favor de la transcendencia de la persona humana, y su dignidad.
  • A los agnósticos, se nos pide que, sintiendo la religión como algo ajeno, y a Dios como un desconocido, miremos al futuro y, en dialogo abierto y sincero, formulemos nuestra preocupación por la densidad de la persona humana, y su dignidad
  • A los ateos, se nos pide que, desprovistos de un tosco materialismo que empobrece a la persona humana, miremos al futuro, y en dialogo abierto y sincero expresemos nuestra  preocupación por la persona humana, y su dignidad.

Por tanto, el Atrio de los Gentiles requiere en todos los que participan:

  • apertura de mente
  • respeto
  • diálogo abierto y sincero
  • mirar al futuro
  • preocupación por la persona humana y su dignidad.

4.- ¿Qué personas pueden estar interesadas en participar en el Atrio de los Gentiles?

4.1.- Personas en búsqueda de sentido

Cada vez son más las personas, especialmente jóvenes, que han renunciado a las certezas de antaño: certezas religiosas, culturales, políticas, sociales, históricas… Pero siente que tampoco pueden apoyarse en un futuro, que además de presentarse lleno de incertidumbres es inexistente. Esto ha dado lugar a un tiempo de escepticismo, donde todo es relativo, y cualquier opinión vale tanto como las demás.

En esta situación, algunos confieren valor absoluto a los pequeños momentos fugaces de la vida: la diversión, el afecto, el culto al cuerpo, la posesión de objetos, el consumo compulsivo,… De manera que, los más jóvenes, perciben la vida como una especie de “zapping existencial”. Es decir, como un trasiego compulsivo de ideas, certezas, afectos y situaciones.

En esta tesitura muchas personas caminan a tientas intentando vislumbrar nuevos paisajes por los que orientar su existencia.

4.2.- Personas anhelantes de espiritualidad

Hoy muchas personas anhelan entrar en contacto con el “misterio”. Es decir, con esa dimensión que se halla más allá de lo que se puede ver, oír, tocar, consumir… Una buena parte de este grupo fueron personas religiosas que se cansaron de una Iglesia que, llevada por el racionalismo, intentaba explicarlo todo, hasta “El Misterio”. Otras buscan una cierta paz interior para mantenerse en pie frente a los vendavales del miedo, la angustia o la incertidumbre de un mundo cambiante. Hay, también, quienes suspiran por una espiritualidad “terapéutica” que sane y recomponga su núcleo personal; fragmentado por una cultura que ignora que la persona es un ecosistema. Ciertamente, su deseo de espiritualidad se manifiesta de formas muy diversas.

4.3.- Personas que desean recuperar “un suplemento de alma”

En Europa hay un número cada vez mayor de personas que se muestran preocupadas por descubrir “lo religioso después de la religión”. En su día, abandonaron la fe y se declararon ateas, pero conservan reminiscencias religiosas y desean recuperar una serie de valores cristianos que consideran imprescindibles para que la cultura occidental no degenere en un vacío antropológico. Distinguen entre fe y fidelidad. Para ellas, la fe es una creencia; la fidelidad es una adhesión. La fe se refiere a Dios, la fidelidad a un conjunto de valores ligados a la historia y enraizados en una comunidad.

Argumentan que el abandono de la práctica religiosas no les impide mantener la fidelidad a aquello que da densidad a su persona: sinceridad, honradez, generosidad, ternura, compasión, justicia… Estos valores pueden ser compartidos simultáneamente por quienes creen en Dios, y por quienes, como ellos, careciendo de fe, perciben en ellos la grandeza humana.

Afirman que no quieren verse abocadas a un materialismo que vacíe al ser humano de contenido, y están dispuestas a colaborar en la recuperación de aquellos valores de raíz cristiana que han forjado nuestra cultura humanista, laica y democrática.

Hablan abiertamente de espiritualidad y de mística, y definen alguna de sus líneas:

  • Una espiritualidad abierta a la admiración, a la pregunta por el sentido….
  • La “inmanensidad”. (Palabra formada por la unión de: inmanencia+inmensidad) Esta expresión es una invitación a descubrir la grandeza (inmensidad) que late en las pequeñas cosas (inmanencia). Por ejemplo: contemplar las estrellas en una noche oscura y sentir la pequeñez personal ante la grandeza el universo…
  • El sentimiento “oceánico”. O lo que es lo mismo: la experiencia de unidad con el mundo, con la vida natural, con las personas, con el universo… Como una gota de agua en el océano.
  • Recuperar el silencio ante el misterio de la vida. Porque el ser humano, creyente o no creyente, vive experiencias que no pueden expresarse con discursos racionales. Abogan también por recuperar el silencio interior.
  • Simplicidad y unidad personal. Intentar que mi “yo íntimo” coincida con el “yo que represento” en la vida. Un ejercicio permanente de coherencia existencial.

4.4.- Personas comprometidas con salir del cerrado círculo del individualismo

Uno de los ideales en el mundo occidental, industrializado y neoliberal, es llegar a ser un individuo autodidacta, autosuficiente y autónomo que se baste a sí mismo. Quienes así conciben al ser humano, creen que una economía propia y saneada es imprescindible para lograr el objetivo. Libertad y felicidad se identifican con independencia y autosuficiencia. Pero este modelo de vida comienza a tocar fondo y a manifestarse como incapaz de proporcionar las metas propuestas.

Cada vez más personas critican fuertemente este modelo:

  • El egoísmo desenfrenado que propone este mundo industrializado y neoliberal genera grandes desigualdades económicas y sociales.
  • Su concepto de “derechos humanos” de corte individualista ignora los derechos de los pueblos.
  • El modelo de autorrealización intimista y terapéutico da lugar al susurro cálido de “sigue la voz de tu corazón” que ignora el gemido de los oprimidos.
  • La búsqueda de sanación interior y espiritual olvida realizar el camino de la vida en grupo y comunidad.
  • La ilusión de que cada persona es un individuo separado, independiente, aislado y autónomo, no repara en la terrible soledad a la que nos aboca.

4.5.- Personas preocupadas por la destrucción del planeta

El deterioro medioambiental y el calentamiento global del planeta son problemas que van ganando enteros en la conciencia de muchas personas tanto creyentes como no creyentes.

  • Hay activistas que no ahorran esfuerzos para que la gente tome conciencia del grave problema que aqueja a la humanidad.
  • Hay personas sencillas que han hecho suyo el eslogan: “piensa en global, actúa localmente”; expresión que urge a tener en cuenta la salud del planeta en su conjunto y a realizar pequeñas acciones en las propias comunidades.
  • Hay personas que practican “la austeridad voluntaria” en la utilización y consumo de recursos porque consideran el derroche como grave injusticia contra millones de seres y amenaza sobre el planeta.
  • Hay personas que integran la preocupación por el medio ambiente con la solidaridad  y el desarrollo integral de las regiones más pobres.


4.6.- Personas comprometidas con las voces de la solidaridad

La solidaridad ha desempeñado un papel muy importante a lo largo de la historia. Sin embargo, miles de millones de personas viven todavía relegadas y marginadas. Hay, también, muchas personas sensibles con las situaciones de injusticia y sufrimiento que padecen sus semejantes. Son personas que ante “la globalización” de un sistema de economía neoliberal de corte materialista, trabajan por hacer crecer una nueva conciencia que “globalice” otros valores más auténticos: la educación, el desarrollo compartido, los recursos médicos, la compasión por las víctimas, la justicia… Quienes así actúan son:

  • Personas que experimentan sentimientos de compasión hacia todos y cada uno de los seres humanos que sufren víctimas de catástrofes naturales, pandemias o situaciones de injusticia.
  • Personas que organizan actos para mantener despiertas las conciencias de quienes no tienen ojos ni corazón para ver y sentir el sufrimiento.
  • Personas que ofrecen gratuitamente tiempo, recursos y entusiasmo desde organizaciones no gubernamentales para paliar los efectos de la exclusión y la miseria.
  • Personas que hacen de la música, el teatro o cualquier arte, un altavoz para que se escuchen sus voces comprometidas.

 
4.7.- Personas interesada por lo próximo y lo local

El fenómeno de la globalización, y el creciente anonimato de al que nos vemos sometidos los ciudadanos, están haciendo que crezca en más personas el interés y aprecio por lo próximo y lo local. Algunos signos:

  • Entre los jóvenes, la familia y el grupo de amigos son entornos altamente valorados, porque protegen y satisfacen su necesidad de afecto. 
  • En bastantes gentes se está produciendo una revalorización de las señas de identidad propia de su pueblo, la lengua vernácula, los productos autóctonos, etc.
  • Hay personas que se centran en lo cercano para vivir su fe o para llevar a cabo su compromiso. Tratan de hacer operativa esa fe o ese compromiso desde las vivencias que en ese grupo van teniendo.

5.- Conclusión

Este elenco de posibles destinatarios, no agota la realidad. El Atrio de los Gentiles es un espacio de intersección que tiene fronteras difusas y cambiantes. Pero para hacer realidad esta iniciativa todos necesitamos cuidar algunas actitudes esenciales:

  • la acogida sincera,
  • el abandonar prejuicios,
  • el cultivar la humildad y la apertura al diálogo,
  • el tener una formación que nos permita conocer los parámetros de la cultura actual,
  • el profundizar en la propia fe para saber dar razón de ella,
  • el poner en marcha recursos afectivos que complementen el debate racional,
  • el desarrollar acciones solidarias compartidas con las personas de buena voluntad…