TIEMPO ORDINARIO
Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra

Final del santo evangelio según san Mateo 28,16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
– Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

SALMOA 32, 4-5. 6 eta 9. 18-19. 20 eta 22
R/. Bai dohatsu Jaunak bere oinorde hautatu dauan herria!
Zuzena da Jaunaren berbea,
fidagarria Harek egin dauan guztia.
Justizia eta zuzenbidea ditu maite,
Jaunaren maitasunaz dago lurra beteta. R/.
Jaunak bere berbaz egin dau ortzia,
bere aho-arnasaz astro guztiak.
Izan ere, Harek esan, eta dana egin zan;
Harek agindu, eta izaten dau jarraitzen. R/.
Jauna arduratzen da begirunea deutsoenez,
haren maitasunean itxaroten dabenez,
hareek heriotzatik libratzeko
eta gosetean bizirik eusteko. R/.
Guk Jaunagan dogu esperantzea,
Bera dogu laguntzaile eta babesle.
Betor gugaz, Jauna, zure maitasuna,
Zugan jarrita dogu-eta itxaropena. R/.

REFLEXIÓN:
En el siglo XVIII, el rey Federico II de Prusia (1740-1786), persuadido por algunos científicos -que deseaban conocer el lenguaje primigenio de los seres humanos- mandó construir un edificio, y recluyó en el mismo a 30 recién nacidos que habían sido abandonados en distintos orfanatos del país. Puso a su cuidado a un equipo de mujeres que debían cubrir las necesidades de hygiene y aseo, alimentación, y cuidados médicos de los bebes. Pero no podían hablarles, ni establecer con ellos ningún tipo de comunicación gestural, afectiva, ni emocional. Los científicos y el rey esperaban que el experimento diera el resultado que esperaban. Pero este fue desastroso: todos los niños murieron antes de cumplir los tres años.
Cuento este hecho para mostrar que el amor es mucho más que un sentimiento o un valor espiritual. El amor es la fuerza que nos permite afrontar adversidades, modificar hábitos y comportamientos, desarrollar nuestras potencialidades, y convertir nuestros sueños en realidades.
Hoy, fiesta de la Santísima Trinidad, celebramos que nuestro Dios es Misterio de Amor. Un Amor que nos envuelve y penetra. Él, no sólo nos ha creado por amor, y nos ha enviado a su Hijo, Jesucristo, para manifestarnos el amor de Dios Padre. Sino que además, nos ha dado su Espíritu para ser testigos de su amor. El amor es, por tanto, la esencia que define y cualifica a nuestro Dios. Un Dios que no es un ser frío y solitario; sino relación de amor entre el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, que nos crea, llama, penetra, y renueva.
Este Misterio, como otros misterios que encierra la vida, sólo lo podemos contemplar bien con el corazón.
Con motivo de esta fiesta, en la Iglesia Católica celebramos la Jornada de Oración por las monjas y monjes que viven en los monasterios de clausura. Con su oración, trabajo y vida fraterna se sienten llamados a ofrecer un testimonio sencillo; pero elocuente del Misterio de Amor que es nuestro Dios.
Lo hacen en medio de un mundo donde las personas vivimos rodeadas cada vez de más artilugios y cachivaches; pero donde bastantes se sienten vacías interiormente. Donde los ritmos de trabajo y de vida son frenéticos, y llevan a que algunos se estresen, y otros se depriman y hundan. Donde los reclamos y estímulos a que somos sometidos a diario a través de mensajes, llamadas, redes sociales, anuncios,… nos llevan a vivir muchas veces en tensión, y algunos terminan enganchados o padeciendo un déficit de atención.
En medio de estas “sociedades del cansancio”, las comunidades de vida contemplativa pueden jugar un papel muy importante. Al ser espacios de acogida, silencio y oración permiten a la persona encontrarse consigo misma y curar heridas. Además, le descubren una forma de vida basada en el ser; y no en el hacer. Su ambiente le ayuda a discernir lo sustancial de lo accesorio, le permite crecer interiormente, y le posibilita experimentar que puede ser feliz de otra manera.
Pero para que esto sea así es necesario que las comunidades estén compuestas por personas psicológicamente equilibradas, que muestren una gran inquietud religiosa e intelectual, y que tengan un talante abierto y servicial.
Te alabamos Dios uno y trino, y te pedimos por nuestras hermanas y hermanos llamados a la vida contemplativa. Que sean como esa lámpara que ilumina el sagrario en nuestros templos. Que con su testimonio pequeño, pero constante de oración, trabajo y vida fraterna ayuden a las personas a situarse, y a orientarse hacia Ti, que eres Misterio de Amor.
«Aitaren eta Semearen eta Espiritu Santuaren izenean»
Horixe esanez emoten deutsagu hasiera kristauok otoitzari, Hirutasunean dogun fedea autortuz. Naturaltasunez egiten dogu, baieztapen horrek gordeten dauan misterioa uneoro adimenez ulertzeko asmo barik. Jaikoa, Aita dala, Semea dala eta Espiritua dala jakin dogu. Horixe da gure fedea.
180. urtean, kristautasuna zer dan galdetzean, Speratus martiriak hauxe erantzun eutsan Saturnino kontsulari: «belarriak erne izatea lortuko bazendu, sinpletasunaren misterioa agertuko neuskizu». Zertan datza sinpletasunaren misterioa? Esperientzia jakin bat bizitzea da: Jainkoa Aita maitetsu, Ama maitetsu lez gure bizitzan sartu dala eta bere Semea emon deuskula gizon eginda, dana biziz beteten dauan Espirituaren sendotasun eta berotasunaz.
Bizi ete geinke sinpletasunaren misterioa? Izan ete geinke gure bizitzan Aita, Semea eta Espiritu Santua dan Jainkoaren esperientzia? Jakina, kristau fedeak gizaldiz gizaldi bizi eta esperimentatu izan dau eta dei egiten deusku geuk be egin daigun. Konturatu gaitezan horretaz kredoaren oinarrizko baieztapenetan arreta jarriz.
En bizkeliza.org

OTOITZA:
Encuentros
Ser uno mismo
y estar en los otros.
Vivir en una soledad
poblada.
Forjar vínculos
indestructibles.
Abrazar sin invadir.
Amar sin anular.
Comunicar sin agotar.
Ser uno mismo.
Ser nosotros.
Crear mundos,
inspirar sueños,
restañar heridas.
Desplegar la vida
en el tiempo.
Hablar en el trueno
y el susurro,
ser batalla sin muertos.
Somos imagen
del Dios de los encuentros.
José María R. Olaizola, SJ