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Domingo, 12 de mayo de 2024

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Ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16,15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, y les dijo:

– Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos.

El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban.

SALMOA 46,2-3.6-7.8-9

R/. Oihu alaien artean igon dau Jainkoak, turuta soinuz Jauna.

Herri guztiok, txalo jo egizue,

Jainkoari irrintzi egiozue.

Goi-goiko Jauna, izan ere, izugarri,

lurbira osoan errege handi. R/.

Oihu alaien artean igon dau Jainkoak,

turuta soinuz Jaunak.

Eresi Jainkoari, eresi,

eresi gure erregeari, eresi. R/.

Jainkoa da-eta lurbira osoan errege,

egiozue jator gorazarre.

Jainkoa errege da atzerrietan,

jesarrita dago Jainkoa bere aulki santuan. R/.

REFLEXIÓN:

Nueve años antes de su muerte, el poeta León Felipe (1884 – 1968) escribió a Camilo José Cela una carta en la que le confesaba: “Mi poesía, salvo los momentos religiosos, que tienen un momento de plegaria, la rompería, la quemaría toda… La poesía no es más que oración… Oración fervorosa. O piadosa y reposada”. Gracias a Dios, León Felipe no rompió sus poemas. Entre ellos, hay uno titulado Aquí vino y se fue, que es una bella oración. En sus estrofas dice: “Vino, nos marcó una tarea/ y se fue./ Vino, llenó nuestra caja de caudales/ (…)/ nos dejó unas herramientas…/ y se fue.”

Es un poema muy apropiado para meditar sobre el significado de la fiesta que hoy celebramos.

Sin nombrar a Jesús en ningún momento, lo sugiere; y –además- nos recuerda cuatro cosas:

  • No se ha ido, y se ha desentendido de nosotros y del mundo. Nos dice el poeta: “Tal vez detrás de aquella nube hay alguien que trabaja lo mismo que nosotros”.
  • Nos ha marcado una tarea. Jesús mismo en el evangelio de hoy: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15).
  • Nos ha dado su Espíritu: “Yo le pediré al Padre que les dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis porque vive en vosotros y está con vosotros”. (Jn 14, 16-17).
  • Y nos ha dejado unas herramientas (la Iglesia, los Evangelios, los Sacramentos, y una espiritualidad plasmada en la oración del Padrenuestro).

Por lo cual, y como nos pide el autor de la primera lectura, no podemos quedarnos plantados mirando al cielo. Ha terminado el tiempo de Jesús, pero ha comenzado el nuestro: el de los cristianos acompañados por la presencia y la fuerza del Espíritu de Jesús.

Gracias, Padre, por tu Hijo, Jesús. Y gracias por tu Espíritu que nos permite seguirle, y hacer uso de las herramientas que nos ha legado. Ayúdanos a ser testigos de su amor y de su esperanza en medio de nuestra sociedad.

Por Mikel Martínez

Jesus berbiztuaren lekuko gara

Ebanjelioak zein Eginak liburuak funtsezko berbea errepikatzen dabe: nire «lekuko» izango zarie. Ezeztapenaren bidez esan geinke: ez gara ez morroi, ez agindu-errepikatzaile, ez guzurrezko imitatzaile, ez ideologo zaharkitu ezta ameslari ere… Galileako Jesusen ikasleok Berbiztuaren «lekuko» gara. Ez dogu teoria erlijiosorik azaltzen, ez gara geure buruari laguntzeko proposamenakaz nahastatzen; gure erreferentzia Ebanjelioko Jesus da, honek Esirituarengan egia bihurtutako Aitaren agintzariak mobiduten gaitu eta munduan agertzen dogun izaera eta bizimodua, deitu gaituan, ikusi dogun Haren «lekuko» izatea da, izan be, bere lekukotasuna emon gura dogu.  

En Bizkeliza.org

Aquí vino…

y se fue

Vino, nos marcó nuestra tarea

y se fue.

Tal vez detrás de aquella nube

hay alguien que trabaja

lo mismo que nosotros,

y tal vez

las estrellas

no son más que ventanas encendidas

de una fábrica

donde Dios tiene que repartir

una labor también.

Aquí vino

y se fue.

Vino, lleno nuestra caja de caudales

con millones de siglos y de siglos.

nos dejó unas herramientas…

y se fue.

Él, que lo sabe todo,

sabe que estando solos

sin Dioses que nos miren

trabajamos mejor.

Detrás de ti no hay nadie. Nadie,

ni un maestro, ni un amo, ni un patrón.

Pero tuyo es el tiempo. El tiempo y esa gubia

con que Dios comenzó la creación.

León Felipe