Convertíos y creed en el Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,14-20
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:
Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo:
Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con Él.

SALMOA 24,4-5.6 eta 7cd.8-9
R/. Azaldu niri, Jauna, zeure bideak.
Azaldu niri, Jauna, zeure bideak,
irakatsi zeure bideziorrak.
Ibiliazo nagizu zeure leialtasunean, eta irakatsi,
Zeu zara-eta nire Jainko salbatzailea,
Zugan itxaroten dot eten barik. R/.
Izan gogoan, Jauna, zeure errukia eta maitasuna: *
betikoak dira-eta.
Gogoratu nitaz zeure maitasunean,
zeure ontasunari jagokonez, Jauna. R/.
Ona eta zuzena da Jauna:
bidea erakusten deutse pekatariei.
Apalak zuzenbidez daroaz,
bere bidea erakusten deutse apalei. R/.

REFLEXIÓN
Es increíble la cantidad de información que nos ofrece en apenas siete líneas el pasaje evangélico de hoy:
1) Comienza informando sobre el contexto en el que Jesús inicia su ministerio público. Dice: “Después de que Juan Bautista fue apresado, Jesús marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios”. El mismo evangelista nos cuenta la relación que mantenía el rey Herodes Antipas con su cuñada, Herodías. Era una relación conocida por todos; pero Juan se atrevió a denunciar esa situación públicamente. A Herodías no gustó nada eso, y solicitó a su hija, Salomé, que pidiera a su padrastro, que apresará a Juan (Cf. Mc 6, 17-28). Por tanto, Jesús comienza su misión en un contexto de falta de ejemplaridad en los dirigentes; de falta de libertad de expresión, y de abuso de autoridad. Además, el apresamiento y muerte de Juan pre-anuncia la pasión y muerte de Jesús.
2) Pone de manifiesto la determinación de Jesús. Tras la detención del Bautista, Jesús podía haber decidido volver a Nazaret, junto a María y José, y esperar la llegada de tiempos mejores. Sin embargo, Jesús decide seguir adelante; aunque tomando algunas precauciones. Así, Juan había sido apresado en el sur; y Jesús inicia su misión en el norte, en la provincia de Galilea. Jesús sabe a lo que se expone; pero quiere disponer de tiempo para dar a conocer el Reino de Dios.
3) “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena Noticia” Los estudiosos de las Sagradas Escrituras consideran que estas palabras se remontan al mismo Jesús. Es decir, son genuinas, propias del mismo Jesús. Al mismo tiempo son palabras que transmiten un mensaje. Un mensaje que nos urge a volvernos hacia Dios, a decidirnos por Él, y vivir caminando hacia su bondad, su amor, su luz. Nos puede parecer un tanto exagerado. Pero pensemos, ¿cómo seríamos de no haber conocido a Jesús? ¿Pensaríamos del mismo modo? ¿Tendríamos la misma escala de valores? Nuestro comportamiento, ¿sería el que es? En los momentos difíciles, ¿de donde sacaríamos fuerzas?
4) La llamada que Jesús hace a los primeros discípulos: “Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres”. Jesús parte de lo que somos cada uno; pero en nuestro trato con él, Jesús va cambiando nuestra orientación: haciéndola más humana, más generosa, más consistente, más esperanzada.
Por otra parte, y desde este pasado jueves, día 18, y hasta el próximo jueves, día 25, estamos celebrando la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
A ella, nos adherimos la mayoría de las Iglesias y comunidades cristianas (católicos, ortodoxos, luteranos, calvinistas, anglicanos, presbiterianos, bautistas, metodistas,…) Así, hasta un total de 300 denominaciones.
Este movimiento que se denomina ecumenismo, y tiene su motivación en la oración que hace Jesús al final de la Última Cena. Y en la cual Jesús dice: «Padre: No te ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17,21)
A partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia Católica se incorporó de una manera decidida al movimiento ecuménico, y en 1995, el Papa San Juan Pablo II en su encíclica “Ut Unum Sint” (Para que sean uno) hizo balance, y reseñó los frutos obtenidos a largo de treinta años de ecumenismo.
Pero se están produciendo dos fenómenos que nos urgen dar pasos más decisivos:
- La migración y la movilidad son fenómenos que empiezan a demandar un número cada vez mayor y más efectivo de acuerdos entre las grandes confesiones cristianas en aspectos tan distintos como el uso de templos y locales, la colaboración en la atención caritativa a refugiados y excluidos, o la validez mutua de los sacramentos porque en el futuro se van a dar más matrimonios mixtos (católico con anglicana, o ortodoxa con luterano).
- La persecución que sufren actualmente los cristianos en distintos países de África y de Asía, nos debe llevar a darnos cuenta que quienes persiguen a los cristianos no distinguen entre católicos, evangélicos, coptos, o luteranos,… ¡eso no le interesa! Ellos sólo saben que somos cristianos, seguidores de Cristo. Pero la sangre de los que mueren en los atentados, y los sufrimientos de los que son secuestrados se junta, se mezcla. Como dijo el Papa Francisco en su viaje a Estados Unidos: “Hoy estamos viviendo un ecumenismo de la sangre, y el sufrimiento. Esto nos tiene que mover a los cristianos de las distintas confesiones a hablar más entre nosotros, a orar más unidos, a ayudarnos más entre nosotros, y a hermanarnos cada vez más”.
Demos gracias a Jesús por habernos llamado a cada uno por nuestro nombre, y por habernos invitado a seguirle. Ciertamente, el confía más en nosotros de lo que a veces lo hacemos nosotros. Le damos gracias porque a su lado nuestra vida es más humana, más entregada, y más esperanzada. Y le pedimos que nos ayude a trabajar para que todos los que hemos sido bautizados en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo podamos un día compartir el mismo pan eucarístico en distintas mesas.
Por Mikel Martínez.
Dei bera jaso dogu
Jauna bidera atara jaku eta ‘zatoz nigaz, behar zaitut!’ esan deusku. Bere atzetik jarraituz erantzun gura deutsagu, giza arrantzale, bere soloko behargin eta bere senitarteko izateko. Zorionekoak gara bokazino hori sentitu eta erantzun gura izateagaitik!
Bihotz-barritzeko etenbako deia
Gure artean dala sentitzea eta bere borondatea beteteko prestasuna erakustea da Jaunari entzutea. Hitzaren bidez, sakramentuetan, otoitzean eta kontzientzian hitz egiten deusku gaur. Baita lagun hurkoaren, sufritzen dabenen, gertuko eta urrineko gertaeren bidez be. Dei egiten deusku bere borondatea bete daigun bizitzako egoeretan eta kristau alkartean. Azken batean, “Kristoren sentimendu berak” izatea da kontua. Holan erantzungo deutsagu Jaunari bizitzako gorabeheretan.
En bizkeliza.org

OTOITZA
Llamada
¡No me mandes callar!
No puedo obedecerte.
Tu perdón me ha quemado como un fuego
y lo tengo que hablar
siempre y a todos,
aunque me lo prohíbas,
o aunque no me lo crean.
Si, por eso, me echan de esta tierra,
saldré hablando de Tí.
Diré que eres de todos,
siempre el mismo,
que tu amor no depende de nosotros,
que nos amas igual, aunque no amemos;
nuestro título ante Ti es la pobreza
de no amar.
Que eres voz que llama siempre
a cada puerta,
con nombre exacto, inconfundible;
que no pides nada,
das y esperas
el tiempo que haga falta;
que no fuerzas los ritmos de los hombres,
que no cansas,
no te cansas,
y que tu amor es nuevo cada día;
que te dolemos todos,
cuando no te buscamos.
Diré muchas más cosas:
que basta con mirarte en cualquier sitio,
porque todos son tuyos,
para ser otra cosa;
simplemente
para ser persona.
¡Señor, que chispa a chispa,
no me canse
de prender este fuego!
Ignacio Iglesias, sj
Ignacio Iglesias, sj