Vieron dónde vivía y se quedaron con él

Lectura del santo evangelio según san Juan 1,35-42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dijo:
– Éste es el cordero de Dios.
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó:
– ¿Qué buscáis?
Ellos le contestaron:
– Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?
Él les dijo:
– Venid y lo veréis.
Entonces fueron; vieron dónde vivía, y se quedaron con el aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encontró primero a su hermano Simón y le dijo:
– Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
– Tú eres Simón el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa Pedro).

SALMOA 20, 2-3. 4-5. 6-7
R/. Jauna, erregea zure indarraz pozten da.
Jauna, erregea zure indarraz pozten da,
zure garaipenaz izugarri alaitzen.
Gura ebana emon deutsazu
eta harek eskatutakoa ez deutsazu ukatu. R/.
Bedeinkapenez eta mesedez bete dozu,
urre garbizko koroea ezarri deutsazu buruan.
Bizia eskatu deutsu, eta Zuk emon,
haren egunak betiko luzatuz. R/.
Zure garaipenaz handia da haren ospea,
aintzaz eta ohorez inguratu dozu.
Izan ere, betiko bedeinkapena emon deutsazu,
pozez bete dozu zeure aurrean. R/.

Reflexión:
Cuando ha callado el canto de los ángeles,
cuando se ha ido la estrella del cielo,
cuando los Magos han regresado a sus tierras,
cuando los pastores han vuelto a sus rebaños,
entonces empieza el programa de la Navidad:
buscar al perdido,
vendar el corazón lastimado,
alimentar al hambriento,
liberar al cautivo,
reconstruir las naciones,
conseguir la paz entre los hermanos,
llenar de música el corazón.
Este bello poema del pastor baptista y líder de derechos humanos Howard Thurman (1899–1981), expresa de forma muy acertada el sentido del tiempo que acabamos de iniciar.
El nombre litúrgico de este tiempo nuevo es Tiempo Ordinario. Y se divide en dos periodos. El primero va a durar hasta el próximo día 14 de Febrero, en que comenzaremos la Cuaresma. Es un tiempo que, como dice H. Thurman, nos brinda la oportunidad de hacer germinar esas semillas que Jesús ha plantado en nuestro corazón durante las fiestas navideñas.
A lo largo de este tiempo, el evangelio nos va ayudar a contemplar a Jesús en los inicios de su ministerio público, y su espíritu nos va a impulsar a descubrirle presente en medio de nuestra vida: en nuestros quehaceres y trabajos diarios, y en los momentos de descanso, encuentro o celebración con familia o amistades; en los momentos buenos y en los malos.
Así, hoy, el evangelio nos muestra a Juan Bautista presentando a Jesús a Juan y Andrés.
En nuestro proceso de fe ha habido personas (padres, abuelos, catequistas, maestros, monitores, algún sacerdote,…) que –como Juan Bautista- nos han dado a conocer a Jesús. Han sido personas que nos han hablado de Jesús, nos han iniciado en la oración, y con su propio testimonio de vida nos han mostrado que merece la pena creer en él, y seguirle.
Dentro de este marco, la Iglesia nos invita a celebrar la Jornada de la Infancia Misionera. Con el lema: “Comparto lo que soy/Naizena partekatzen dut” los niños y niñas de nuestros grupos de Catequesis y Preadolescencia son invitados a compartir lo que son, y a poner a disposición de sus amigos y compañeros los talentos y capacidades que tienen. Y a hacerlo en las distintas situaciones cotidianas que viven (en el colegio, cuando se juntan por grupos para hacer un trabajo; en el patio, cuando juega, en el comedor o cuando en el autobús conversan entre ellos,…)
Los niños y niñas católicos son ya, en muchos casos, con sus actitudes y comportamientos, auténticos misioneros entre sus amigos y compañeros que no conocen a Jesús.
Esta Jornada de la Infancia Misionera nos invita a todos a unirnos a los niños y niñas católicos, y a las misioneras y misioneros para compartir desde la fe nuestros talentos y nuestra vida con familiares, amistades, vecinos y conocidos.
Dios, Padre nuestro: Te damos gracias por todas las personas que con su palabra y su ejemplo nos han dado a conocer a tu Hijo, Jesús. Te damos gracias por esas niñas y niños que con sus actitudes son testigos de Él entre sus amigos y compañeros de clase. Y te pedimos que, asistidos por la fuerza a tu Espíritu, sepamos compartir nuestros talentos, y ser testigos de Cristo en medio de nuestros ambientes.
Por Mikel Martínez
Entzun
Bizitza aldatu eta barruko sare eta lotura moduko batzuetan harrapatzen zaituan eta, pertsona beraren itxuragaz, izena aldatzeraino guztiz desbardin egiten zaituan eta, halanda be, gura zenduan lekuan eta pertsonagaz egotea dakartsun bategite bizi eta emozionala hain labur, erraz eta kartsuan azaltzeko gauza danak, ondo menderatzen dau kontaketaren artea.
Bi mila urteko aldeaz idatzitako kontaketok Jainkoagaz bat egitearen bertsino bi agertzen deuskuez, bakuntasunez literaturaren aldetik eta misterioaren lausoaz… Jainkoak ez dau bere burua guztiz agertzen, baina alderdi desbardina antzemateko nahiko da agerpen hori… Bizitzan jarrera zabala, sentiberatasuna biztuta dauanak, itxaroten dagoanak antzematen dau hori, guztiz kontziente ez izanda be, misterio horregaz lotzeko itxaropena dauanak.
Artearen historiak, askotariko adierazpenetan, beti bere burua bilatzen diharduan, beti bere buruagaz bat egiteko zan dagoan, etenbarik bila diharduan, bilaketa horretatik barritsunen bat jadesten dauan, baina bere buruaren ezagutza osoa jadesten ez dauan gizakia islatzen dau. Eta bere buruagaz bat egiteaz batera, irrikaren, geroaren oroimina agertzen da, izan gura dodan, izan behar dodan ni hori izateko falta jatana…
En Bizkeliza.org
Otoitza
Heme aquí
Tú me hablas, Señor, en cada persona.
Heme aquí. Abre mis oídos para imaginarte en cada rostro.
Tú me hablas, Señor, a través de la creación.
Heme aquí. Afina mi mirada para contemplar tu presencia
en tanta belleza nacida de tus manos.
Tú me hablas, Señor, en cada acontecimiento.
Heme aquí. Enséñame a discernir qué me quieres decir
a través de las cosas que me pasan cada día.
Tú me hablas, Señor, en cada historia herida.
Heme aquí. Sáname y lánzame a cuidar dolores ajenos.
Tú me hablas, Señor, en las Escrituras.
Como el pequeño Samuel, te respondo:
«Heme aquí, que tu siervo escucha».
Fermín Negre
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